S. Marambio
H ace más de sesenta años un hombre salió de entre los arbustos de la isla Tanna, del archipiélago Vanuatu, en el Pacífico Sur, y se plantó frente a los asombrados nativos y se presentó. “John from America”, dijo y quienes lo recibieron lo renombraron John Frum y decidieron que él era el dios que según una antigua profecía les traería riqueza y bienestar.
Pero Frum y todos los bienes que con él llegaron a la isla desaparecieron al cabo de unos años, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial. Y es que el hombre, un soldado estadounidense que formaba parte de uno de los batallones destinados a construir puestos para luchar contra los japoneses en las aguas del sur, tuvo que volver a casa con todos sus aperos: armas, rifles, vehículos, botes, comida enlatada, latas de coca cola. Pero el pueblo de Sulphur Bay, en Tanna, lo convirtió en centro de su religión y lo espera hasta hoy, insistiendo en que las riquezas regresarán con él.
Por eso ahora, el gobierno de Vanuatu –que se independizó de la tutoría de Gran Bretaña y Francia en 1980– está preparando un emisario para explicarles a los del culto John Frum que los 65 millones de dólares que el gobierno de Estados Unidos va a enviar como ayuda a la nación, son para las 80 islas del archipiélago y no sólo para Tanna y que su mesías no tuvo nada que ver con el auxilio monetario que el país del norte les va a dar.
“Es una de sus creencias que John Frum los visitará de nuevo llevándoles un montón de dinero. Es absurdo, pero ellos están convencidos de eso”, explicó al “Telegraph” un funcionario del Ministerio de Finanzas del país.
Aunque suena extravagante, los seguidores de Frum no fueron los únicos que se rindieron ante los víveres y pertrechos que cargaban los soldados de la Segunda Guerra. Son varias las islas del Pacífico Sur donde surgieron cultos que reverenciaban a quienes traían refrigeradores, armas y otras modernidades de la época de la guerra, claro que muchas “religiones” se extinguieron rápidamente ante la demora del regreso de los bienes.
Pero los del culto a Frum perseveraron y se organizaron. Todos los viernes cantan y bailan en honor a su deidad y, durante décadas, han celebrado el día de Frum cada 15 de febrero. En esa jornada desfilan con algo así como uniformes caseros, portan rifles de madera y se pintan sobre el pecho “U.S.A.”. Por todo, tal vez sea difícil convencerlos de que la plata que está por entrar a su país no tiene nada que ver con sus rezos y su paciente espera.
Fuente:http://www.lun.com/modulos/busqueda/searchleft_canales_new.asp?idnoticia=C2GCDVE320060418&variable=
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