domingo, 15 de abril de 2007

LA HISTORIA DE UN BESO



Ocurrió en Nueva York hace justamente 60 años. El 14 de Agosto de 1945 se terminó la segunda guerra mundial, tras la victoria de las fuerzas aliadas sobre Japón, y en Times Square un marinero estadounidense, en un súbito arranque de alegría, cogió por la cintura y besó apasionadamente a una enfermera que se encontraba en esa plaza. Así celebró el fin de la contienda y su definitiva vuelta a casa.

Allí estaba, lógicamente, un oportuno fotógrafo. Alfred Eisenstadt inmortalizó el beso y la imagen ha sido una de las más famosas de la época de la terminación de esa guerra.

Durante años, la identidad de los protagonistas de la foto han sido un misterio. En 1979, Edith Shain aseguró ser la mujer besada apasionadamente. Se había reconocido en la foto publicada en la revista Life, pero lo ocultó durante años, por sentir algo de vergüenza. El propio fotógrafo admitió que fue ella la enfermera del beso. Hoy es una maestra jubilada y vive, con 87 años, en el estado de California, rodeada de nietos.

El marinero, sin embargo, sigue sin aparecer. Varios antiguos soldados de la marina estadounidense han asegurado ser el protagonista de la foto. Pero no se ha podido demostrar, fehacientemente, su identidad. Uno de ellos, Carell Muscarello, policía retirado de Nueva York, asegura ser el autor del beso y, por su cuenta, desde hace años firma autógrafos y explica y rememora el famoso momento.

Edit Shain no puede reconocerle. Todo sucedió muy deprisa. “El muchacho me agarró, yo cerré los ojos... después me dejó sola y yo me marché”, indica en una reciente entrevista. “Me tomó de la cintura como en un paso de baile y yo me dejé llevar. En ese momento me olvidé de todo”, termina diciendo.
Le dejó besarla “porque había estado en la guerra por todos nosotros”. Refiere que hay casi una veintena de hombros que dicen haber sido el besucón, pero ella es incapaz de reconocerle.

Con 87 años de edad, Edith Shain ha vuelto a ser la protagonista del beso. Ha acudido a Times Square, al mismo lugar, a inaugurar una estatua que reproduce el famoso beso. Es grande, de un tamaño ligeramente superior al real y permaneció en ese mismo sitio unos días. Posteriormente fue trasladada a una galería de exhibición.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ohhhhhh q romántico!!^^
Joo las odontólogas también llevamos bata blanca... y no nos pasan esas cosas!!jeje:P

Muy bueno tu blog Xeituuuu!